Ser jóvenes y manejarse bien con las nuevas tecnologías no es necesariamente sinónimo de una buena capacidad de ahorro o de educación financiera. El 66% de los llamados millennials —los jóvenes de entre 18 y 35 años, la primera generación que se ha formado en un entorno donde la digitalización tiene un peso relevante— logra ahorrar apenas una cuarta parte de sus ingresos, que alcanzan un promedio de 1.350 euros, es decir, un 19% menos que la media. Uno de cada cuatro cree que no podría vivir más de tres meses si no tuviera otro recurso que sus ahorros, otro 40% estima que se mantendría entre tres y nueve meses y apenas un 25% subsistiría más de un año, según un estudio de la app financiera Fintonic.
Unos niveles de ingresos muy bajos se suman “a una mayor propensión al gasto” de los millennials, lo que provoca en unas tasas de ahorro tan preocupantes, según Antonio Gallardo, experto financiero del comparador bancario iAhorro. Más allá de las condiciones económicas objetivas en las que se encuentra esta generación, Francisco Marín subraya el papel que podría jugar la educación financiera en este asunto. “La falta de educación financiera lleva a que no haya formación, lo que impide desarrollar un criterio para ahorrar, y, sin criterio, el disponer de información es inútil”, dice el presidente del Comité de Servicios a Asociados de la asociación de asesores financieros independientes EFPA España. “Puedes tener toda la información que quieras, pero si no la entiendes eres un hombre de Neandertal con una tableta”, resume. Entonces, ¿qué recetas sugieren los expertos para que los millennials gestionen mejor sus finanzas personales?
No uses más del 20% de los ingresos para pagar deudas
Uno de los capítulos del presupuesto de esta generación que más repercute en su hucha es el pago de hipotecas y créditos al consumo. Aunque la mitad de los entrevistados por Fintonic afirma que dedica menos del 20% de sus ingresos a préstamos, uno de cada cuatro reconoce que este porcentaje supera los 40 puntos. “Es un riesgo alto, porque sus empleos suelen ser precarios y pueden tener una pérdida de ingresos que sin ahorro lleve a impago”, afirma Gallardo.
En este caso, el dilema entre endeudarse por cuotas bajas —lo que encarecería los intereses— y pagar rápidamente a través de cuotas elevadas —lo que supone exponerse a un riesgo si se produjera una falta de ingresos— es “complicado”, en opinión de Gallardo. “Hay que intentar un equilibrio entre ambas opciones y limitar este endeudamiento a lo que sea estrictamente necesario, en importe y porcentaje sobre los ingresos”, aconseja. Si las entidades financieras suelen conceder créditos hasta un tercio de los ingresos, este experto recomienda que ese porcentaje sea menor (“un 20% como máximo”, detalla). Es también aconsejable constituir un colchón económico específico para poder afrontar pérdidas de ingresos para un periodo mínimo de entre seis meses y un año.
Conoce bien los productos antes de contratarlos
Al sobreendeudamiento de esta generación se añade el escaso conocimiento de los productos financieros que los millennials contratan, ya que, por ejemplo, el 58% de los encuestados confiesa que no sabe cuáles son las condiciones a la hora de solicitar un préstamo. “Esto nos lleva a pensar que los más jóvenes los contratan en ocasiones casi a ciegas y, por tanto, con unos requisitos que no se ajustan a sus circunstancias personales”, asegura la directora general de Fintonic, Lupina Iturriaga.
En este caso, se juntan dos problemáticas, según Gallardo. “Por un lado, cada edición del informe PISA nos dice que no hay una base sólida en el conocimiento de los productos financieros, su funcionamiento y costes”. Y, por el otro, “estos se comercializan haciendo más hincapié en descuentos en tarjetas de créditos o tipos de interés mensual que en las obligaciones que suponen”. Según él, “esto se ve claramente en los productos específicos para jóvenes como los llamados créditos preconcedidos”.
Así, deberíamos “usar parte de nuestro tiempo para conocer los productos financieros, comparar y elegir las mejores opciones, tanto para productos como para tomar decisiones más complejas como pedir un préstamo o una tarjeta de crédito”, explica.
Compara para saber lo que pagas
Aunque el 83% de los participantes en este estudio asegura que tiene constancia de lo que suponen las comisiones que paga a su banco, el 45% admite ignorar que estas se pueden negociar. Para ello, sin embargo, deberíamos “tener claro cuánto pagamos por ellas y en base a qué servicios”, subraya Iturriaga. De la misma manera, casi dos de cada tres entrevistados declaran que destinan más de 300 euros al año al pago de diferentes pólizas, y casi la mitad desconoce si su seguro tiene un precio competitivo.
“Existe una clara falta de conocimiento de cómo funcionan los productos financieros, lo que lleva a contratarlos sin analizar los gastos que conllevan”, admite Gallardo. Para evitar pagar más de la cuenta, este experto aconseja siempre comparar entre las distintas opciones que puedan ofrecer varias entidades.
Planifica con exactitud los gastos
En palabras de Marín, esta misma falta de educación financiera lleva también a los millennials a “no saber plantear una planificación financiera personal”. Según este asesor financiero, de esta forma no se tiene una idea clara de cuál es el nivel de ingresos ni tampoco en qué se gasta el dinero. “Hay gastos necesarios como la luz, el gas, el teléfono, el alquiler o la hipoteca, gastos prescindibles, como algunas copas o cenas, y gastos suntuarios, como el último modelo de tablet o teléfono, o la tarifa premium en el gimnasio”. Saber cuanto dinero se emplea en cada uno de estos capítulos de gasto ayudará a recortar y ahorrar.
De lo contrario, “se gastará más de lo que se tiene a corto plazo, con los créditos al consumo, o a largo plazo, con las hipotecas, y no se creará el fondo de emergencia, ese dinero equivalente a dos o tres meses de sueldo guardado para algún imprevisto, y que evita recurrir a los carísimos préstamos a corto que se ofrecen por las redes”, concluye este experto.